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Los hijos de Agarimo vuelven a casa

Un año más los “hijos de Agarimo” volvieron a la Ciudad de los Muchachos en una jornada de reencuentro en la que compartieron recuerdos y porque no, volvieron a jugar y a reír como cuando eran niños y niñas. German, Marisol, Elena, David, Charo, Rocío, Carlos, Bea y Estrella junto con Santi, ex monitor, fueron algunos de los que no quisieron dejar pasar la oportunidad y asistieron a la ya tradicional cita con la familia de Agarimo que año tras año organiza la Asociación.

10/09/2019

La jornada de reencuentro de los ex alumnos de Agarimo arrancó con una comida en la cafetería y continuó con momentos de juego en las instalaciones exteriores de Agarimo y hasta se animaron a echar un partido de fútbol en el recién construido campo de fútbol de la asociación y que será inaugurado próximamente de forma oficial.
 
El día dio para recordar historias y vivencias pero también para hacer repaso de lo que Agarimo significó para cada uno de ellos y como influyó en su vida actual. Una de las primeras cuestiones que sorprenden es la unanimidad a la hora de elegir una palabra para definir su paso por Agarimo: “lo que mejor define Agarimo es precisamente su nombre, o agarimo” aseguraron.
Santi uno de los integrantes del equipo de monitores de los primeros años de Agarimo recuerda aquellos años con especial cariño y asegura que para él eran como hijos. “Convivíamos 24 horas al día, nuestra relación iba mucho más allá del ámbito educativo, fue una experiencia enriquecedora a nivel profesional y humano” explica. German por su parte, que fue uno de los internos de Agarimo desde los 9 a los 21 años mantiene que “son o home que son grazas a Agarimo”. 
 
“Cuando era niña no era consciente de todo lo que estaban haciendo por mí, la gran oportunidad que suponía para nosotros. Ahora soy consciente y solo puedo estar agradecida” explica emocionada Elena alumna desde los 7 a los 13 años. Marisol que durante años estuvo desvinculada de Agarimo comenta que a día de hoy si disfruta volviendo a ver a sus compañeros de aquellos años de infancia.
 
David, otro de los ex alumnos ilustres de Agarimo comenta que fue en Agarimo donde curso la FP de peluquería lo que le permitió labrarse una exitosa carrera profesional que continúa en la actualidad al frente de una barbería en la Ciudad Vieja de A Coruña con más de 24 años ya de existencia. “Para mi Agarimo forma parte de lo que soy, de mi familia. Somos la familia Agarimo” afirma.
 
Charo que estudió confección en Agarimo y que pasó también su niñez y adolescencia en la Ciudad de los Muchachos afirma rotundamente que “volvería a repetir” y que solo quedan los buenos recuerdos de aquellos años. Rocío alumna desde los 8 a los 16 años explica que en Agarimo encontró “lo que no tenía en casa”. “Me acuerdo de todos, son mis hermanos Agarimo, cada vez que nos reunimos es un momento de felicidad inmensa” comenta. 
Carlos que también pasó la mayor parte de su juventud en Agarimo desde los 8 a los 22 años insiste en el sentimiento de familia y en los lazos de unión que se mantienen y perviven a pesar de los años. Estrella otra de las veteranas explica que fue en Agarimo donde curso los estudios de Higiene dental lo que le permitió tener una profesión que mantiene a día de hoy. “Cuando hablan de la unión de la familia y los lazos de sangre me río. La unión que tenemos en la familia Agarimo esa sí es para siempre”.
 
En Agarimo aseguran aprendieron a ser adultos, a entender el mundo, obtuvieron la formación necesaria para desarrollar una profesión, pero también entendieron el significado de la amistad, del apoyo, el compañerismo, el esfuerzo, la igualdad.
 
 
Recordaron esas primeras sesiones de cine de películas japonesas o la Sirenita que les proyectaban, “primero las veían en Dominicos y después el padre Villa nos las traía para que las viéramos en Agarimo”. Los juegos, las carreras de carrilanas, las risas. Pero también el trabajo porque como explican “aquí todos éramos iguales en todos los aspectos, no había diferencias. Todos teníamos que trabajar, limpiar, cuidar los animales…llegamos a tener un rebaño de un centenar de ovejas” comentan entre risas. Recuerdan los “agarimos” la moneda oficial de la Ciudad de los Muchachos, como recibían el pago por el trabajo realizado y como tenían un mínimo al que llegar semanalmente. Una Constitución propia, ministros y ministras de las distintas áreas elegidas democráticamente y con un sistema asambleario en el que se decidían todas y cada una de las cuestiones relativas al día a día de Agarimo.
 
 
Años que les prepararon para enfrentarse al mundo, para ser autosuficientes, para entender la importancia de la solidaridad y el esfuerzo. Años que sirvieron para fortalecer lazos de unión perpetua y que los convirtieron en una gran familia, la familia Agarimo.
 
 

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